Creo en el arte como traducción emocional. Que el impulso creativo nace del tránsito interno, del deseo de comprender(se) y en los procesos creativos como refugio.

Creo que la belleza no es adorno, es una experiencia íntima, autoerótica, que nace de una misma.

Me interesa lo no normativo, como territorio fértil para nuevas narrativas, lo que escapa a las estructuras establecidas, lo que incomoda o descoloca. Lo provocativo no escandaliza, despierta y estimula. 

Creo que las personas son una fuente inagotable de inspiración; con sus vivencias, sus deseos, sus contradicciones, y las huellas que dejan en mí, en mi mundo.

Me interesa la memoria como algo que no se adhiere al tiempo ni al lugar, sino que despliega el espacio-tiempo.

Busco dejar evidencia de mi existencia, la intimidad, expuesta, se vuelve política. Creo que documentar es afirmar el ser. Y jugar es una forma de entrar en contacto con lo real.

Modulo la emoción a través del color; me atraen los colores vibrantes y las líneas inusuales que alteran la percepción. Exploro lo que se oculta tras lo visible.

Y, sobre todo, CREO EN INTENTAR SER LIBRE Y CONSTRUIR EL MUNDO COMO ME GUSTARÍA HABITARLO.